Por qué la edad trae consigo el “olor a abuela” y cómo evitarlo sin estrés

Salud
hace 9 horas

A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta numerosos cambios, algunos visibles y otros más sutiles. Uno de esos cambios sutiles es la aparición de un olor distinto, a menudo conocido como "olor a abuela". Este fenómeno, aunque totalmente natural, puede suscitar dudas e inquietudes. Profundicemos en los orígenes de este aroma único y exploremos estrategias eficaces para mantener una presencia fresca y segura a lo largo del proceso de envejecimiento.

El término "olor a persona mayor" describe un olor particular comúnmente asociado con los ancianos

En Japón, se conoce como kareishuu, literalmente "el olor de ganar años", lo que pone de relieve su reconocimiento en todas las culturas. Este olor suele caracterizarse por ser rancio, herbáceo o ligeramente grasiento. Es importante señalar que este olor no está relacionado con una higiene deficiente. De hecho, los expertos revelan que, con la edad, las personas tienden a sudar menos. Por lo tanto, el kareishuu es un aspecto natural del envejecimiento.

El principal responsable de este olor característico es un compuesto químico

A medida que envejecemos, nuestra piel experimenta cambios naturales que también afectan a nuestro olor. Una de las principales causas del llamado "olor a abuela" es una sustancia llamada 2-nonenal. Esto ocurre porque la capacidad de nuestra piel para combatir ciertas reacciones químicas se debilita con el tiempo. Como resultado, los aceites naturales de nuestra piel se descomponen de forma diferente, creando un ligero olor a humedad o a hierba.

Este proceso suele comenzar en torno a los 40 años y se hace más perceptible con la edad. Además, nuestra piel produce aceites de forma diferente a medida que envejecemos, y los cambios hormonales y metabólicos también pueden influir en el desarrollo de nuestro olor corporal.

Mantener la higiene personal es crucial para controlar y reducir el olor corporal asociado a la edad

He aquí algunas medidas prácticas:

  • Las duchas diarias con jabones suaves de pH equilibrado pueden ayudar a eliminar el sudor y las bacterias, reduciendo el olor.
  • Céntrate en las zonas propensas a la acumulación de sudor, como las axilas y los pies, para evitar la proliferación de bacterias.
  • Opta por tejidos transpirables como el algodón y el lino, que permiten la circulación del aire y reducen la acumulación de humedad. Lavar regularmente la ropa con agua caliente puede eliminar los aceites y olores atrapados.
  • Beber suficiente agua ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo, lo que puede reducir la intensidad del olor corporal.
  • Asegúrate de que los espacios vitales estén bien ventilados para evitar la acumulación de olores en el ambiente.

La dieta desempeña un papel importante en el olor corporal. Ciertos alimentos pueden influir en el olor que emite nuestro cuerpo

  • Carne roja: Cuando comes carne roja, tu cuerpo libera proteínas inodoras a través del sudor. Sin embargo, cuando estas proteínas interactúan con las bacterias de tu piel, desarrollan un olor más fuerte.
  • Alimentos picantes: Contienen compuestos de azufre que pueden ser excretados a través del sudor, contribuyendo al olor corporal.
  • Alimentos procesados: A menudo ricos en azúcares refinados y aditivos, que pueden alterar la química corporal y el olor.

Aunque el olor corporal relacionado con la edad es natural, ciertos cambios pueden justificar la atención médica

  • Cambios repentinos: Una alteración rápida del olor corporal podría indicar problemas de salud subyacentes, como infecciones o trastornos metabólicos.
  • Olor fuerte persistente: Si las prácticas higiénicas habituales no alivian los olores fuertes, puede ser un signo de una afección médica que requiere evaluación.
  • Síntomas acompañantes: Los síntomas como sudoración excesiva, pérdida de peso inexplicable o anomalías cutáneas junto con el olor corporal deben comentarse con un profesional sanitario.

Es esencial abordar estas situaciones con sensibilidad y consultar a los profesionales sanitarios para obtener la orientación adecuada.

Envejecer no es algo que haya que temer, sino algo que hay que aceptar. Y si no que se lo pregunten a Gina Drewalowski, una mujer de 59 años que se niega a dejar que la edad la defina.

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