Por qué los insectos se estrellan tanto contra tus ventanas y tu cara
Las moscas y otros insectos han desarrollado una visión que los ayuda a reaccionar rápidamente ante el peligro y a ver en varias direcciones a la vez. Pueden percibir un objeto enorme que se acerca a ellos sin problemas y huir en un parpadeo. Pero, cuando vuelan a altas velocidades, su visión pierde foco y la imagen se vuelve borrosa. No pueden entender que hay un vidrio transparente o un humano frente a ellos, así que se estrellan.
Muchos escarabajos se guían por la luz y la temperatura. Vuelan al aire libre, y de pronto sienten la luz y el calor de la ventana. Un insecto se dirige hacia la luz y no percibe tu ventana. Su visión no está lo suficientemente desarrollada como para distinguir una delgada capa de cristal en su camino. También suelen sentirse atraídos por los olores que provienen de tu casa. La mayoría de los insectos no tienen una gran visión. Un insecto vuela por una calle hacia un auto que se acerca a toda velocidad. Lo ve demasiado tarde y no tiene tiempo para reaccionar y alejarse volando.
La visión de la mosca no es tan mala. Cuando intentas deshacerte de una mosca, la atacas con un periódico, pero ella se aleja fácilmente. Su velocidad no es tan grande para su tamaño, pero tú eres demasiado lento para ella. El pequeño cerebro de la mosca reacciona a lo que ve varias veces más rápido. La mosca percibe un segundo 56 veces más lento que un humano. Imagina a un buzo corriendo bajo el agua. Si lo miraras desde la superficie, te parecería lento. Así es como una mosca te ve.
Arroja un globo común y corriente al aire y míralo caer al suelo. Para una mosca, tu mano en movimiento no es más rápida que ese globo. Además tiene ojos únicos, divididos en miles de lentes y receptores que capturan la luz simultáneamente. Las personas usan músculos pequeños y giran los ojos para ver lo que las rodea. Las moscas no cuentan con esos músculos, ven en todas las direcciones al mismo tiempo con su visión de 360 grados. No importa desde dónde la ataques, nunca se sorprenderá.
También tienen unas asombrosas alas que les permiten cambiar de dirección en pleno vuelo. Pueden detenerse, girar, moverse en otra dirección y esquivar obstáculos en una fracción de segundo. Pero lo más increíble es su capacidad de calcular su estrategia de vuelo por adelantado. Atacas a una mosca con un periódico enrollado. En ese momento, el cerebro del insecto calcula dónde aterrizará tu mano. Su cuerpo adopta la posición correcta de inmediato para realizar la maniobra, ya sabe dónde vas a golpear antes de que lo hagas.
Pero tienes una pequeña chance de aplastarla: adelántate a sus movimientos. Una mosca está en tu escritorio. Tienes que apuntar hacia ella, pero golpea un poco más lejos, en el lugar hacia donde podría moverse. En cualquier caso, predecir su recorrido es difícil. A pesar de tu lentitud, sigues siendo un gran peligro para una mosca, pero por alguna razón no te tiene miedo. La mosca rodea tu cuerpo y no te deja en paz. Eso es porque tu cuerpo es un festival para ella. Ni siquiera necesita picarte para obtener comida, todo se encuentra en la superficie. Tu piel secreta sudor, proteínas, carbohidratos, sales, azúcar y otros químicos que la mosca reúne con el tubo de su boca. Su principal obstáculo en el camino hacia la comida es un gigante lento: tú.
Y no eres una razón tan seria como para pasar hambre. ¿Alguna vez has visto cientos de polillas y mariposas nocturnas volando en torno a una linterna o una lámpara? Esto ocurre debido a su evolución. Se trata de insectos que vuelan solo por las noches para evitar los encuentros con depredadores. Durante millones de años volaron a través del cielo nocturno bajo la guía de la Luna. Pero no volaban directamente hacia ella, debían verla desde un ángulo específico, lo que las ayudaba a no perderse ni caer en trampas. Sabían que había menos peligros donde la Luna brillaba, ya que allí habría un espacio abierto. Pero un día, las personas crearon los aparatos eléctricos. Millones de lunas nuevas aparecieron en las ventanas de las casas y las lámparas de la calle.
Una polilla vuela hacia una lámpara desde cierto ángulo. Pero, a diferencia de la Luna de verdad, la lámpara se acerca cada vez más. Hay más y más luz, y la polilla se pierde en el espacio. Comienza a volar en espiral hacia la lámpara, y la luz está tan cerca que la ciega desde todos los ángulos. Está desorientada y no entiende qué sucede. La luz que le indica la dirección está en todas partes, así que el insecto no puede alejarse. Simplemente no sabe adónde ir.
Las moscas grulla son unos insectos enormes con patas largas. Viven cerca del agua y los lugares húmedos con vegetación abundante. Son bastante aterradores porque parecen mosquitos gigantes, pero son uno de los insectos más amables e inofensivos del planeta. Algunas de estas especies se alimentan del néctar de las plantas. Existen variedades de moscas grulla que no tienen boca y no comen nada. Viven poco tiempo y utilizan las reservas de grasa que acumularon cuando eran larvas. Estas criaturas frágiles aparecen después del invierno. Las moscas grulla cumplen un papel importante a la hora de conservar el medioambiente: son alimento de ranas, peces, aves, arañas y otros insectos más grandes. Así que si ves una, no la aplastes, no te hará nada.
La mayoría de los insectos pueden ser molestos. Y algunos, como los ciempiés, también suelen ser bastante aterradores. Estas criaturas de cuerpos largos con 15 pares de patas pueden vivir en tu baño o hasta en tu habitación. Muchas personas piensan en pisarlos sin dudarlo, pero no deberían. Un ciempiés es un depredador útil para tu hogar: caza pestes pequeñas y controla las poblaciones de cucarachas, mosquitos, moscas, termitas y otros escarabajos. Al ciempiés le gusta estar cerca de la comida. Si lo aplastas, muchos insectos pequeños aparecerán por todas partes en tu casa. Lo mejor es llamar a unos servicios especiales para que se deshagan de los insectos indeseados o las cucarachas. Una vez que no haya más comida en tu casa, el ciempiés se irá. Además, son depredadores solidarios: no transportan enfermedades, no mastican tus muebles ni tu ropa y no crean nidos; todo lo que quieren es atrapar a sus presas. Lo mismo sucede con las arañas: atrapan chinches, mosquitos, moscas y otros insectos pequeños. En otras palabras, las arañas y los ciempiés son los pequeños guardianes de tu hogar. Las escolopendras gigantes son completamente diferentes. Estas enormes criaturas son venenosas, y hasta pueden picar a un humano.
También tienen una coraza protectora muy difícil de destruir. Suelen vivir en bosques y selvas tropicales, pero a veces pueden llegar a tu hogar. Hay un insecto rápido escondiéndose en las paredes de tus habitaciones o detrás del horno de tu cocina. Conoce a la cucaracha americana. Es casi imposible de atapar, ya que puede moverse a velocidades de 1,5 m/s gracias a sus 6 patas con 3 rodillas. Sus articulaciones están cubiertas con unos pequeños cabellos que perciben cualquier cambio o vibración en el espacio, por lo que funcionan como antenas. Cuando abres la puerta de la cocina, toman una buena bocanada de aire y huyen inmediatamente. Tú no puedes atraparlas, pero los ciempiés, sí.
El animal terrestre más rápido del mundo en relación a su tamaño es tan grande como una semilla de sésamo. Se trata de un ácaro que se encuentra al Sur de California. Corre 322 veces su longitud corporal en un segundo. Para que puedas comparar, el mamífero más rápido es el guepardo, que puede correr 16 veces su longitud. El atleta más rápido corre 6 veces su longitud. Si le dieras a este ácaro el tamaño de un humano, podría moverse a unos 2000 km/h, casi 2 veces más rápido que la velocidad del sonido. Es capaz de cambiar de dirección tan rápidamente que podrías considerarlo la criatura más elusiva del planeta. Ni siquiera verás a este insecto pasar a tu lado.