¿Qué pasaría si una aguja chocara contra el Everest a la velocidad de la luz?
En el futuro cercano, nuestro planeta está quedándose sin fuentes de energía y la población humana sigue creciendo. Cada año hay menos espacio en la Tierra. La gente debe trasladarse a otros planetas lo antes posible, pero no hay suficiente energía para las naves espaciales y los viajes interestelares. Tú formas parte de un grupo de científicos que busca fuentes de energía en el universo. Paneles solares, aerogeneradores, centrales hidroeléctricas y termoeléctricas... no son suficientes. Propones una idea intrépida pero arriesgada. Quieres crear un objeto y acelerarlo a la velocidad de la luz. Este objeto comenzará a generar energía infinita. Los demás científicos rechazan tu propuesta inmediatamente. Un experimento como ese podría destruir todo el planeta e incluso el sistema solar.
Si algo se mueve más rápido que las partículas de la luz, nace un agujero negro. Para reducir los riesgos, sugieres acelerar un objeto pequeño y delgado, como una simple aguja. En cuanto alcance la velocidad de la luz y libere energía, unas máquinas especiales, similares a paneles solares, absorberán dicha energía. Solo un milisegundo de movimiento a la velocidad de la luz será suficiente para toda la humanidad. Después, la aguja debe ser detenida. Sugieres desacelerarla con la ayuda del monte Everest; quieres que la aguja se estrelle contra él. Tan pronto como comienzas a trabajar en el experimento, te enfrentas a un problema sin solución. Una aguja ordinaria, como cualquier otro objeto con masa, no puede alcanzar la velocidad de la luz. Según las leyes de la física, es imposible. Para lograrlo, es necesario convertir la aguja en un haz de fotones. El metal de la aguja se hará polvo durante la aceleración a la velocidad de la luz.
La atmósfera de la Tierra muestra una fuerte resistencia a un objeto en movimiento, así que debes crear el material más resistente del universo. No solo tiene que soportar la resistencia del aire, sino que además no debe ser destrozado por la energía que crece en él. Cuando un objeto aumenta su velocidad, su energía también aumenta. Se necesita mucho dinero para crear una aguja como esa. Pero, antes de conseguirla, tienes que realizar este experimento en un programa de simulación para demostrar que estás haciendo lo correcto. Necesitas un holograma informático del sistema solar que imite y visualice todas las leyes de la física. Puedes hacer el experimento utilizando este modelo y, si sale bien, obtendrás dinero para poner tu plan en práctica.
Creas una simulación computarizada de la aguja. Después, construyes una máquina con un motor increíblemente potente que funciona como un cohete. Varios motores se unen a la aguja y la ayudan a alcanzar la velocidad del sonido, para luego cargarla con energía y liberarla. Usando esta potencia, la aguja debería acelerar a la velocidad de la luz y estrellarse contra el Everest. Tienes que situar el punto de lanzamiento de la aguja muy lejos de la montaña para que la operación funcione. La resistencia del aire obstaculiza mucho la aceleración. La trayectoria de la aguja debe atravesar miles de kilómetros de espacio libre. Decides que es mejor lanzar el experimento desde el espacio, donde no hay resistencia.
Para ello, construyes una base en la Luna dentro de tu simulación. Las computadoras calculan la hora exacta de inicio y la posición de la aguja. Debes conocer la velocidad de movimiento de la Tierra en torno a su eje y del movimiento de la Luna alrededor de nuestro planeta. La más mínima desviación del rumbo puede hacer que la aguja se estrelle contra el océano o una ciudad. Si cayera al agua, se producirían graves inundaciones y tsunamis en todo el mundo. La computadora calcula el momento ideal para que la aguja vuele. Estás listo para iniciar la prueba. Científicos y presidentes de diferentes países observan la simulación. Estás tan nervioso que no paras de sudar. Te acercas a la computadora y pulsas el botón de inicio. Todos miran la gran pantalla.
Un cohete con una aguja en la parte superior despega y se aleja de la Luna a toda velocidad. Alcanza la velocidad del sonido. El primer motor se apaga. La masa del cohete disminuye y su velocidad aumenta. Ya ha atravesado la mitad de la distancia entre nuestro planeta y la Luna. Quedan dos turbinas. Supera 10 veces la velocidad del sonido. El segundo motor se apaga. La aguja se acerca a la atmósfera terrestre. El tercer motor genera una enorme cantidad de energía, la traslada a la aguja y se desacopla. La aguja se vuelve roja y caliente como el Sol y penetra la atmósfera de la Tierra. Las capas protectoras de nuestro planeta no logran impedir que la aguja alcance su objetivo. El cielo se ilumina con un destello brillante. En solo medio segundo, la aguja alcanzará el Everest a la velocidad de la luz.
Dos segundos después, tu experimento fracasará. Y esta es la razón. Mientras más rápido sea un objeto, mayor será su masa y la cantidad de energía que se acumule en su interior. Cuando la aguja alcanza la velocidad de la luz, su energía comienza a aumentar indefinidamente. La masa crece hasta el infinito y, cuando esto ocurre, se forma un agujero negro: un objeto enorme con una increíble fuerza gravitatoria, capaz de absorber absolutamente todo, incluso las partículas de luz (los fotones) y la dimensión del tiempo. Esto se conoce como horizonte de sucesos. Literalmente, todo lo que es un evento (el tiempo, el espacio, la materia) es absorbido por el agujero negro. Nadie sabe qué hay dentro.
Al cabo de un milisegundo, la aguja está a punto de alcanzar la velocidad de la luz. Libera una enorme cantidad de energía en la atmósfera. Si la observaras en cámara lenta, podrías ver cómo el aire se ioniza. En otras palabras, las moléculas de aire se dividen. En la naturaleza, este proceso ocurre durante los relámpagos. Nuestro Sol también genera radiación ionizante y desinfecta el aire. La aguja atraviesa la atmósfera terrestre. El cielo se ilumina con una luz brillante. Todas las nubes y todas las moléculas de agua alrededor de la aguja se evaporan instantáneamente por las altas temperaturas. El cielo se vuelve transparente en un radio de cientos de kilómetros. En el centro de este círculo impecable se encuentra la aguja, que se acerca al monte Everest.
Cientos de miles de toneladas de nieve arden en cuanto la aguja se acerca a él. Ha alcanzado la velocidad de la luz. Una gruesa capa de tierra se derrite y sale volando en distintas direcciones. Es como si alguien hubiera lanzado una lanza a una montaña de hielo. El Everest no puede soportar tanta energía y se rompe en mil pedazos como un castillo de arena. La increíble potencia de la onda expansiva destruye todo a su alrededor. Las rocas, la madera, el suelo, las hojas, el hormigón... todo se deshace en miles de millones de fragmentos frente al poder de la energía y el calor. En ese momento, todas estas moléculas se borran. La aguja se mueve más rápido que los fotones. Y, en el momento en que supera a la luz, comienza a superar al tiempo. Desde el punto de vista de la aguja, todos los sucesos comienzan a ir en reversa. La masa de la aguja se vuelve infinita. Y a medida que aumenta la masa, también aumenta la energía.
Un estallido de una fuerza gravitatoria impensable absorbe todo el espacio: la tierra, los árboles, las ciudades cercanas, la corteza terrestre y el núcleo. Todo desaparece en cuestión de segundos. Un agujero negro absorbe la luz y el tiempo. Nace un vacío oscuro y absoluto. El agujero negro crece. La Estación Espacial Internacional holográfica se encoge debido a la fuerte presión de la gravedad y es arrastrada hacia el vacío negro. Después le llega el turno a la Luna. La fuerza de gravedad aumenta rápidamente. El agujero se hace más pesado y más grande. Todos los planetas del sistema solar colapsan a medida que el gigante gravitatorio crece. La luz del sol entra y no regresa. El agujero negro se vuelve miles de veces más pesado que el Sol.
Nuestra estrella se divide en millones de tiras delgadas de luz como si fuera espagueti y escupe potentes corrientes de energía. En el punto donde se encontraba nuestro sistema solar hace unos momentos, ahora hay un sector vacío del espacio exterior con un agujero negro en expansión. Los meteoritos que pasan por allí también caen en la trampa. Una pequeña aguja ha provocado todo este desastre. La simulación se termina. El programa se descompone, ya no puede calcular más escenarios. Te das cuenta de que, después de todo, fue una mala idea. En lugar de eso, decides que intentarás obtener la energía del núcleo de la Tierra.