11 Razones por las cuales algunas personas pueden sentir la necesidad de dormir de día

Psicología
hace 2 años

Tener sueño en pleno día no es sinónimo de ser un perezoso. Es por eso por lo que no hay que sentirse culpables por querer tomar una breve siesta durante el descanso, ya sea del trabajo o de la escuela. Existen distintos factores que influyen en la costumbre de dormir al mediodía y que, junto con un buen descanso por las noches, brindan varios beneficios al cuerpo humano.

En Genial.guru investigamos los motivos por los cuales hay personas que duermen la siesta y qué beneficios tiene esto para la salud física y psicológica.

1. La costumbre de tomar una siesta tiene factores genéticos

Un estudio señala que los genes de cada persona pueden influir en su decisión de dormir en plazos breves de tiempo durante el día. Esto se puede generar en cada descendencia de un ser vivo, por lo que podría explicar por qué algunos son más propensos a tomar una siesta que otros.

La variación genética es un factor importante para hacer que una persona sienta más necesidad de tomar una siesta que otras. Se cree que la duración del sueño nocturno también puede indicar más predisposición para los descansos diurnos, llevando a que los genes conformen una especie de “horario de descanso” en cada ser vivo e influyendo así en su metabolismo.

2. Facilita el proceso de aprendizaje en la niñez y mejora la memoria en la adultez

Se cree que, durante la infancia, los niños necesitan tomar una siesta para mejorar el proceso de aprendizaje. Y al privarlos del sueño durante el día, se les impide avanzar con su educación en las aulas y recordar los conocimientos adquiridos durante la mañana. Por eso es recomendable el descanso cuando se requiere de consolidar la memoria a corto plazo.

En los adultos contribuye a mejorar la memoria y facilitar la integración de la información aprendida recientemente con los conocimientos ya existentes en el cerebro. Se cree que cuando una persona duerme, sus recuerdos van repitiendo lo percibido por sus sentidos, codificándolos para una mejor comprensión una vez finalizado el proceso del sueño.

3. Ayuda a aumentar la vivacidad y a disminuir la fatiga

En el ámbito laboral, una siesta breve de veinte minutos puede ayudar a las personas a disminuir la fatiga y a retornar al trabajo con más energías. Esto también influye en la memoria reciente, ya que no solo en la etapa escolar se aprenden conceptos necesarios para el desarrollo, sino también en el trabajo y la elaboración de ciertas tareas.

4. Desarrolla la creatividad y productividad

Una persona que no descansa, difícilmente puede mostrar un buen rendimiento y estado de ánimo durante el día, lo que afecta al desarrollo de la creatividad. Una siesta puede ayudar a la gente dedicada a la creación a encontrar nuevas ideas y a recuperar la confianza en su trabajo.

Para las personas que tienen una intensa jornada laboral, incluir la siesta en su rutina diaria puede ayudarles a mejorar la productividad y a rendir más en sus tareas. Y los creativos pueden encontrar buenas ideas para un proyecto durante el período de descanso. De esa forma, el sueño diurno cumple una doble función: estimular la creatividad y recuperar energías.

5. Los lapsos de sueño también ayudan a la supervivencia

Se cree que la costumbre de tomar una siesta surgió por un factor evolutivo humano, ya que, al reunirse en grupos o comunidades, las personas debían rotar entre el sueño y la vigilia para defenderse de los ataques de depredadores. Esto habría permitido una mejor distribución del tiempo entre el descanso y el trabajo para los vigilantes del grupo, quienes debían cuidar a los demás en las noches para evitar cualquier ataque.

Puede que con el paso del tiempo, los descendientes de aquellos vigilantes hayan adquirido esas costumbres ancestrales, lo que los llevó a tomar breves períodos de descanso en el día. De esta forma, la selección natural podría haber jugado un rol importante para mantener esa costumbre de estar alerta durante las noches antes de ir a la cama.

6. Permite recuperar las horas perdidas de un sueño nocturno

Para las personas que duermen poco por las noches, la siesta les permite recuperar las horas perdidas de sueño. Esto se debe a que, para un adulto, lo recomendable es dormir de 6 a 8 horas. Esto también incluye los intervalos de sueños diurnos, por lo que la privación del descanso puede afectar a la salud de cada individuo, repercutiendo en sus actividades diarias.

7. La edad, sexo y nacionalidad también influyen en los hábitos de sueño

Un estudio analizó a distintas personas situadas en diferentes partes del mundo, comprobando que la costumbre de tomar una siesta también puede ser un factor cultural de cada país. En territorios donde hay una alta presión social, los horarios de sueño biológicos pueden verse afectados en las noches, lo que podría llevar a las personas a retrasar la hora de acostarse o incluso a acortar su sueño.

Sin embargo, la edad y el sexo de cada persona también pueden ser factores que llevan a unos a los descansos diurnos con mayor o menor frecuencia que al resto de la población. Por ejemplo, las mujeres tienden a sentir más sueño que los hombres, y los jóvenes son más propensos a dormir por más tiempo que los mayores.

8. El sueño puede mejorar el estado emocional

El sueño no solo contribuye a mejorar la salud, la productividad y la memoria, sino que también ayuda al estado emocional de cada persona. Si alguien logra dormir lo suficiente en los momentos adecuados, puede mejorar su calidad de vida y recordar información importante para cualquier tarea.

Una persona que no consigue dormir por las noches ni recuperar las horas perdidas de sueño durante el día encuentra difícil tomar decisiones y controlar sus emociones ante situaciones complicadas. Por otro lado, a los niños y adolescentes se les complica relacionarse con los demás, por lo que se vuelven cada vez más agresivos y se sienten desmotivados para estudiar.

9. El estilo de vida de cada persona también influye

Si bien cada persona es diferente, el sueño de un individuo puede estar relacionado con su estilo de vida. En este caso, si el intervalo es menor o mayor al recomendado, existen mayores riesgos en la salud y en la longevidad.

Sin embargo, no solo habría que considerar las horas que uno duerme, sino también la calidad del sueño. Es decir, si al despertar se consigue esa sensación de “haber descansado bien” durante la noche o después de una siesta. Al lograr un descanso reparador, se obtiene una mejor salud física y psicológica, lo que repercute en nuestro estilo de vida.

10. Una buena siesta contribuye al placer y relajamiento

En la actualidad, muchas personas creen que el tiempo libre debe “llenarse” con alguna actividad de ocio para evitar “perder el tiempo”. Pero el relajamiento también es importante para cubrir las necesidades básicas de cada uno. Por eso, tomar una siesta también debería ser considerado una actividad placentera relacionada con el descanso y que ayuda a la satisfacción personal.

11. Es natural en muchos seres vivos (incluyendo los humanos)

Como se ha dicho antes, la siesta se originó en tiempos remotos como medida de seguridad y supervivencia. Pero el descanso diurno no es exclusivo de los humanos, ya que muchos animales también duermen con fines similares, como reponer energías y recuperar su salud.

En este caso, las horas de sueño varían de acuerdo con las especies. Por ejemplo, un perezoso requiere de 16 horas diarias para descansar. Y están aquellos cuyos cerebros pueden mantenerse tanto en estado de sueño como de vigilia, lo que les permite descansar y protegerse del peligro. Esto se ve en los delfines, quienes nadan hacia la superficie para respirar mientras duermen.

¿Cuántas veces duermes durante el día? ¿Qué es lo que te lleva a tomar una siesta durante los descansos?

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