Me niego a pagar las facturas médicas de mi nuera sin dinero, no soy una institución benéfica

Cuando nos duele el estómago o tenemos otras sensaciones extrañas, siempre podemos contárselo al médico. Nuestras mascotas están privadas de este privilegio. En el caso de los gatos, la situación se agrava por el hecho de que son criaturas extremadamente independientes y reservadas, inclinadas a soportar el dolor y los traumatismos con paciencia.
Por eso tenemos la responsabilidad especial de prestar atención a comportamientos inusuales y síntomas de enfermedad en nuestros gatos. Y hoy vamos a hablar de los síntomas que son un buen motivo para visitar al veterinario.
La piedra angular de la salud de cualquier ser vivo es la nutrición y la digestión. Por eso, cualquier problema digestivo es un signo claro de posibles enfermedades. Diarrea y vómitos, falta de apetito o aumento repentino del apetito son los síntomas más evidentes.
Sí, es posible que tu felino haya comido algo en mal estado o haya sufrido una indigestión. Sin embargo, si los síntomas no desaparecen durante más de 24 horas, merece la pena acudir al veterinario.
Siguiendo con el tema de los aspectos básicos de la vida de una mascota sana, no podemos pasar por alto el agua. Los gatos son conocidos por ser quisquillosos: a algunos solo les gusta el agua corriente o filtrada, para otros es importante tener varias fuentes de agua potable por la casa. Sin embargo, si el gato deja de beber agua por completo y sus encías se vuelven blancas o rosadas, es hora de dar la voz de alarma.
¿Cómo diagnosticar la deshidratación en una fase temprana? Presta atención a las encías de tu gato: si se vuelven blancas al presionarlas y tardan más de 2 segundos en volver a un color rosado, lo más probable es que se deba a una falta de líquido.
Otra forma de reconocer la deshidratación es tirar suavemente del pescuezo. Si la piel permanece en la misma posición, esto indica deshidratación. Sin embargo, el veredicto final debe dejarse en manos de un veterinario.
Conocer el peso de tu gato es un hábito estupendo y útil. No en vano, en medicina humana, el peso es vigilado muy de cerca por los médicos.
Las fluctuaciones bruscas de peso en los gatos siempre deben llamar tu atención, porque pueden ser un síntoma directo de problemas graves de salud. Lo ideal es que tú mismo peses a tu gato con regularidad, pero un veterinario también puede ayudarte con esto.
La respiración también es un excelente indicador de la salud de un gato. Nunca deben ignorarse las sibilancias, la falta de aliento, la respiración rápida o intermitente.
También merece la pena prestar atención al mal aliento pronunciado de la mascota. Todos estos problemas pueden estar relacionados con enfermedades infecciosas, problemas cardíacos y respiratorios.
Es normal que la piel y el cabello se renueven. Sin embargo, si notas irritaciones e inflamaciones cutáneas, así como una mayor caída del cabello, es motivo de consulta con un especialista. Esto puede indicar alergias, parásitos o muchas otras enfermedades.
Además, los problemas cutáneos pueden ser especialmente angustiosos para tu gato y provocar que agrave la situación rascándose.
¿Tu gato ha empezado a ir al baño con una frecuencia inusualmente baja o, por el contrario, con demasiada frecuencia? ¿O tal vez has notado cambios o incluso sangre en la orina? Estos cambios en la micción pueden ser un signo de diversas enfermedades en los gatos.
Una de ellas es la enfermedad felina del tracto urinario inferior (FLUTD), que se caracteriza por la inflamación de la vejiga y los tejidos circundantes. Si este es el caso, es importante llevar al gato al veterinario para su diagnóstico y tratamiento.
Si notas que la movilidad de tu gato se ha reducido de repente, que cojea o que sus otrora favoritos saltos a lo alto del armario se están volviendo difíciles, es motivo para empezar a preocuparte.
Son signos de lesión o enfermedad de las articulaciones y del sistema musculoesquelético. Y esto debe tratarse lo antes posible.
La atención del propietario es una base importante para la salud de la mascota. Sin duda, merece la pena prestar atención a los cambios en el comportamiento de tu peludo amigo.
Es normal que tu gato envejezca. Sin embargo, si el otrora lindo bulto muestra agresividad, parece desorientado, se esconde y tú ya no reconoces a tu mascota, este es un motivo para visitar a un veterinario.
El sueño puede decir mucho sobre la salud tanto de humanos como de gatos. Por lo tanto, es importante prestar atención a las posturas en las que duerme tu mascota. Aquí hay dos cosas fundamentales. La primera es el cambio repentino de las posturas favoritas para dormir de tu gato. Los cambios rápidos y drásticos son una posible señal de problemas.
Lo segundo es lo relajada y abierta, que es la postura en la que duerme el felino. Si el gato abre la barriga y el cuello, no esconde la cabeza y, en general, está relajado, es señal de confianza y ausencia de molestias. Las excepciones se dan en la estación fría, cuando los gatos adoptan las posturas de "pan", muy populares en Internet, para acumular calor.
Sin embargo, incluso en esta postura, todas las partes del cuerpo deben estar relajadas, de lo contrario puede ser señal de que el dolor no permite al gato descansar.
Otra señal clara de posibles problemas es cómo utiliza tu gato la bandeja sanitaria. Al fin y al cabo, estos animales son por naturaleza auténticos maniáticos del orden a los que les gusta mantener limpio su entorno.
Por lo tanto, si una mascota empieza a descuidar la bandeja sanitaria o no intenta mantenerla limpia, podría ser una señal de que algo va mal. Hay muchas razones por las que un gato puede no utilizar la bandeja sanitaria, como una infección del tracto urinario, una enfermedad renal o la diabetes.
Y, por último, una señal bien conocida, pero que sigue siendo relevante. El estado de salud de la nariz y los ojos de un gato dice mucho de él. La secreción ocular o nasal puede ser un síntoma de infección bacteriana o vírica, que puede ser bastante grave si no se trata.
Si tu gato tiene secreciones oculares de color amarillo verdoso, puede tener una infección sinusal. Una secreción nasal clara o blanca puede indicar un resfriado o una infección de las vías respiratorias altas. Si observas alguno de estos signos en tu gato, es importante que lo lleve al veterinario para su diagnóstico y tratamiento.
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