17 Historias sobre profesores cuyas acciones son difíciles de comprender incluso años después

Historias
hace 2 horas

Por desgracia, no todo el mundo guarda buenos recuerdos de sus años escolares. Al fin y al cabo, en todos los centros educativos hay profesores nefastos cuyos métodos de enseñanza son cuestionables. Por lo general, estar en sus clases es un verdadero estrés para los alumnos, ya que nunca se sabe lo que puede hacer el profesor. Aquí tienes 17 casos reales. Por cierto, al final dejamos la historia de una profesora que encontró una manera poco convencional de inculcar el amor por la literatura a sus alumnos.

  • Una vez pasaba por la escuela donde estudié y decidí entrar a hablar con mi profesora tutora. Estaba sentada con una colega discutiendo algo en este tono: “Fulanito es un grosero, así que le pongo un aprobado raso en el examen. Y Menganito es un chico listo, aportó para las reparaciones, así que le puse la calificación máxima”.
    Por cierto, esto fue antes de que existiera el sistema de exámenes estatales (selectividad), cuando las calificaciones escolares influían directamente en el ingreso a la universidad. Después de eso, me desanimé y nunca volví a entrar en mi antigua escuela. © SweetKairos / Pikabu
  • Cuando iba al colegio, teníamos un profesor de matemáticas que insistía al principio de cada clase en que todos los alumnos se levantaran de la silla. Y solo permitía que un niño se sentara después de haber respondido a una pregunta de matemáticas. Como yo no era muy bueno en matemáticas, me pasaba la mayor parte de las clases de pie. © talesofentrapment / Reddit
  • Una vez gané un juguete como premio en un sorteo de clase. Pero el profesor me lo confiscó definitivamente por jugar con él durante el recreo (¡!) en el patio. Estaba en 3.º de primaria. © HooksAU / Reddit
  • La suegra de mi hermana es madre de 6 hijos. Uno de los niños tenía una profesora que tenía la costumbre de romper los cuadernos de los niños periódicamente. Lo último que rompió fue la agenda escolar. La mujer no lo soportó más y decidió no comprar otra agenda. Unos días después, la llamaron a la escuela para preguntarle por qué el niño no tenía agenda escolar. Ella respondió: “Se la rompieron. Disculpen, pero comprar cuadernos y agendas constantemente cuesta dinero, y yo no los imprimo”. Respecto a la agenda, la maestra explicó por qué la rompió: al parecer, no se había rellenado en una semana. Pero sobre por qué rompía los cuadernos, nunca dio una explicación. © I / ADME
  • En la clase de dibujo técnico, el profesor siempre corregía mis líneas con un bolígrafo, como si estuvieran mal hechas. Solo después descubrió que mis padres, que son ingenieros de proyectos, revisaban mis trabajos antes. © zengali / Pikabu
  • Esto ocurrió en la clase de inglés, en noveno grado. Por alguna razón, el profesor no me tenía mucho aprecio. Vale, era un poco nerd, pero siempre lo respeté. Un día, tuvimos un ejercicio donde necesitábamos usar 12 palabras del diccionario. Cuando terminé, fui y entregué mi tarea. Poco después, el profesor le dice a toda la clase: “¡Miren esto, este usó solo 11 palabras! ¡Ni siquiera sabe contar!”. Y siguió con ese tono. Pero yo estaba seguro de que había usado 12, porque lo revisé varias veces. Así que fui hasta él y, delante de todos, conté en voz alta: “1, 2, 3... 11, 12” y volví a mi asiento. Por supuesto, todos se rieron, y la cara del profesor se puso roja al instante. © Unknown author / Reddit
  • Estaba en quinto grado cuando mis padres se divorciaron. Un día, me sentí mal en la escuela, y justo ese día, la profesora de matemáticas me llamó al pizarrón. Estaba mareada, sin entender nada, y ella dijo a toda la clase: “Se nota que es hija de padres divorciados, nadie la cuida”. Después de eso, toda la clase empezó a burlarse de mí. Esto continuó hasta que uno de los que se reían de mí pasó por la misma situación: su padre se fue de casa para estar con otra mujer y se olvidó del hijo. Entonces, de repente, todos empezaron a tenerle lástima, mientras que yo solo sentía satisfacción. Un día, delante de todos, lo felicité por unirse al “club de los abandonados”, como él me llamaba. El chico se puso a llorar. Puede que haya sido una actitud fea, pero en ese momento me sentí mucho mejor. © Overheard — Aquí hablan de ti / VK
  • Todavía recuerdo a un profesor que nos daba clases de arte en primer grado. En la primera clase, teníamos que dibujar un arcoíris. Me esforcé muchísimo, siempre me encantó dibujar, y mi trabajo quedó mejor que el de la mayoría de mis compañeros. Cuando devolvió mi dibujo, tenía una mala nota porque, según él, me había “esforzado demasiado”. Después de eso, perdí el gusto por dibujar... Y ahora, de adulta, siento pena por esa versión pequeña de mí. ¿Cómo se le pone un aprobado raso a un niño de 7 años por dibujar un arcoíris? © Ealf / Pikabu
  • Mi esposa, cuando era niña, cambió de escuela a mitad del último año lectivo. Su profesor de matemáticas quería que hiciera todas las actividades de clase que se había perdido, además de todas las tareas normales que surgirían. Después de varias semanas tratando, sin éxito, de convencer al profesor de cambiar esa decisión absurda, mi esposa abandonó la escuela. Y eso que hasta entonces era una alumna de sobresaliente. © NotATroll_ipromise / Reddit
  • Teníamos una profesora de física “brillante”. Su método de enseñanza era así: 3 o 4 clases copiando el contenido que escribía en el pizarrón. Luego venía un examen, en el que teníamos que escribir todo exactamente como ella lo había dicho. Si faltaba una palabra del texto original, ya nos ponía una mala nota. El examen se hacía de a uno por vez, en los primeros 6 pupitres del aula. Normalmente, esos pupitres quedaban vacíos hasta que ella llegaba y elegía a alguien, ya fuera por decisión o por sorteo. Un día, entró, vio las sillas vacías y dijo: “¿Nadie quiere hacerlo? ¡Entonces todos sacan un reprobado!”. La siguiente vez, 6 alumnos se sentaron para hacer la prueba, y ella dijo: “Solo acepto a los voluntarios, el resto de la clase sacará un rebrobado”. Siguió con estas tonterías hasta que nuestra profesora principal se quejó con el director, quien finalmente puso fin a este genio de la pedagogía. © Evil Doctor / ADME
  • La profesora de matemáticas me dio un ejercicio para resolver frente a toda la clase. Lo hice todo correctamente, pensando que estaba bien. Después de corregirlo, empezó a burlarse de mí sin motivo durante unos buenos 5 minutos y, al final, me puso una mala nota. Luego pasó a mostrarle a la clase cómo resolver el ejercicio... ¡y lo hizo exactamente como yo lo había hecho antes! Mis compañeros se lo señalaron, y ella solo dijo: “Ah, es que ustedes me distrajeron”. © Unknown author / Reddit
  • Cuando era niña, era inquieta pero muy ingeniosa. A mi maestra de primaria esa combinación no le gustaba, todo tenía que ser estrictamente según sus reglas. Tenía favoritos, a quienes sentaba en las primeras filas y dedicaba la mayor parte de su atención.
    El verdadero problema conmigo comenzó cuando, en segundo grado, mi vista empeoró. Me recetaron gafas y una “prescripción” para sentarme en la primera fila del centro. Sin embargo, la maestra me colocó primero en la primera fila de una esquina y luego en la sexta fila del centro. Le pedí que me sentara donde el médico había indicado, y ella me respondió: “Al frente se sientan los mejores alumnos, y ese lugar hay que ganárselo”.
    Se lo conté a mi padre. Él escuchó en silencio y luego me llevó de vuelta al aula, pero antes de entrar me pidió que esperara en el pasillo. Hasta el día de hoy no sé qué le dijo a la maestra, pero a la mañana siguiente el problema ya estaba resuelto. © Liev39 / Pikabu
  • Mi prima pasó por una situación complicada en la primaria. La profesora le tomó manía y, en un momento, llegó al extremo de insultarla frente a la clase, romper su cuaderno y tirárselo en la cara. Cuando el papá de mi prima se enteró, fue directo a la escuela, y al final, fue la profesora quien tuvo que pedir disculpas. Después de eso, hasta las notas de mi prima mejoraron. © babura / Pikabu
  • Tuvimos una profesora de literatura que acababa con cualquier posibilidad de pensamiento creativo, imaginación o reflexión. No nos permitía pensar por nuestra cuenta. Después de cada tema, teníamos que escribir una redacción sobre lo que habíamos entendido. Si usábamos nuestras propias palabras, la calificación era un reprobado o un aprobado raso, como mucho. Pero si repetíamos lo que ella decía en las clases, sacábamos un sobresaliente. Al principio no lo entendí, pero luego capté la idea y solo escribía lo que ella decía, y así me convertí en su alumna favorita. Sin embargo, yo quería expresar mis propios pensamientos y sentimientos, pero ella cortaba eso de raíz. © Irina Muratova / ADME
  • Hay una categoría “mágica” de profesores que bajan las notas para que “el niño tenga un incentivo para estudiar mejor”. Mi hijo mayor tenía una profesora de química así en el colegio. No tenía nada en contra de mi hijo, simplemente bajaba las notas a todo el mundo indiscriminadamente, motivada por el hecho de que “la química es la reina de las ciencias”. Según sus ideas, un escolar debería saber química casi al nivel del primer curso de una buena universidad. Tras un gran escándalo, corrigió todas las notas. © aglotkov / Pikabu
  • Siempre me encantaron los libros de fantasía. Cuando tenía unos 11 años, leí El Señor de los AnillosLas Crónicas de Thomas Covenant. Un día, una profesora se burló de esos libros frente a toda la clase y también de mí por leerlos. Después de eso, nunca volví a decirle a nadie que leía fantasía, hasta cumplir 20 años. Ahora, la fantasía es un género totalmente normal, lo cual es genial. © Unknown author / Reddit
  • En 5.º curso, una profesora me gritó por usar un portaminas en lugar de un lápiz de madera, ¡y fue en una página que ni siquiera ella iba a revisar! © Unknown author / Reddit

Bono: Este es el tipo de clase de literatura que nos gustaría tomar

  • Mi profesora de literatura solía organizar “veladas poéticas”. Cuando estudiábamos a un determinado poeta y había que memorizar un poema de nuestra elección, colocábamos todos los pupitres en círculo, la profesora cerraba las cortinas, encendía velas, ponía música y recitábamos poemas durante hora y media. Y todo era a voluntad, no se llamaba a nadie, uno terminaba, el otro empezaba. © Elena Makarova / ADME

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