¿Qué hace que la Luna se vea de diferentes colores?

Curiosidades
hace 10 meses

Durante mucho tiempo se ha creído que la Luna se formó como resultado de un enorme impacto con la Tierra. Un cuerpo celeste del tamaño de Marte podría haber chocado con nuestro planeta y haber hecho añicos parte de su corteza. Los escombros resultantes fueron agrupándose en una bola, que más tarde se convirtió en nuestra Luna. Pero hay una pregunta que ha estado molestando a los científicos: si la corteza terrestre es pobre en metales, entonces, ¿cómo es que la Luna tiene tanto metal dentro? Una última investigación arroja la teoría principal por la ventana, y nuevamente nos quedamos sin saber nada sobre el origen de nuestro satélite.

En la Luna, el hierro se conserva en perfectas condiciones porque no hay oxígeno, y no se puede oxidar. Pero hace un par de años, los científicos hicieron un descubrimiento inesperado: en las regiones más altas de nuestro satélite, el hierro se oxida. Al principio, este hallazgo dejó perplejos a los astrónomos: la presencia de óxido podría significar que al menos en ciertas áreas de la luna, un ser humano podría respirar. Pero luego surgió la explicación: el oxígeno podría haber llegado hasta allí desde nuestro planeta. En ausencia de atmósfera, los vientos solares golpean a la Luna implacablemente y nada puede detenerlos. Estos vientos podrían tomar algo de oxígeno de las capas superiores de la atmósfera terrestre, transportarlo hasta la luna y depositarlo en las zonas más altas de su superficie. Eso explicaría por qué los metales no se oxidan en los barrancos y especialmente bajo la superficie del satélite.

El origen del agua en la tierra es un rompecabezas envuelto en misterio y cubierto de acertijos. La teoría más popular es que fue traída a nuestro planeta por cometas helados y asteroides que dejaron atrás no solo poderosos cráteres, sino también la sustancia líquida gracias a la cual ahora podemos vivir. Pero hay un nuevo avance que sugiere otro escenario. En el espacio hay una gran cantidad de materia orgánica y, en determinadas condiciones, podría producir tanta agua que sería suficiente para llenar nuestros océanos mil veces. Los investigadores realizaron un experimento en el que calentaron materia orgánica similar a la del espacio y obtuvieron agua y aceite transparentes. Si esto se confirma en futuros estudios, podría significar que incluso nuestro petróleo no proviene solo de los fósiles, sino que además llegó desde el espacio exterior.

Los cambios climáticos que estamos presenciando probablemente sean parte de un ciclo natural. Investigadores de la Universidad de California en Santa Cruz han propuesto un patrón de las variaciones climáticas de nuestro planeta, que parecen estaciones extremadamente largas. A veces, estas estaciones pueden durar millones de años de acuerdo a la posición de la Tierra con respecto al Sol. Las “estaciones” se denominaron Icehouse, Coolhouse, Warmhouse y Hothouse, según las temperaturas predominantes. Durante los últimos 3 millones de años, por ejemplo, nuestro planeta ha estado en el estado de Icehouse, ya que durante este período ocurrieron numerosas edades de hielo. Pero la actividad humana, junto con el efecto invernadero, ha empujado el estado climático a Warmhouse mucho más rápido que si nosotros no hubiésemos estado. Cuando finalmente llegue, la temperatura general de la Tierra aumentará a valores tropicales, algo que el planeta no ha visto en más de 50 millones de años. ¡Qué tiempo para estar vivos!

Volvamos a la Luna: puedes verla en diferentes lugares, en diferentes tamaños e incluso en diferentes colores cada noche. El tamaño y la ubicación son bastante fáciles de explicar: a medida que la Tierra gira alrededor de su eje y gira alrededor del Sol, vemos que la Luna “viaja” por el cielo nocturno. Lo que hace que sea de color amarillo brillante esta noche y mañana de un ominoso rojo oscuro es algo más complejo. El color natural de la Luna vista desde fuera de la atmósfera terrestre es gris parduzco. Sin embargo, desde la superficie de nuestro planeta, puede variar mucho. Cuando está justo encima de nuestra cabeza, por lo general se ve brillante y casi blanca, porque su luz reflejada pasa a través de una capa relativamente delgada de la atmósfera. No hay casi nada que bloquee y refracte el brillo, por lo que se ve muy clara.

La Luna puede aparecer amarilla, naranja o incluso roja cuando se la ve justo por encima del horizonte. El efecto es similar a lo que ocurre al amanecer o al atardecer, cuando el Sol parece rojo. La luz recorre un camino mucho más largo para llegar a tus ojos desde esa ubicación, y gran parte de la parte azul de su espectro se pierde. Esto convierte el color de la luz en una variedad mucho más cálida. Nuestro satélite natural también puede aparecer azul, y la razón de ello es la presencia de partículas finas en el aire. Estas partículas siempre refractan la luz, por lo que la Luna en realidad no tiene la forma en que la vemos, pero cuando esas partículas son más grandes de lo normal, se vuelve de color azulado.

Finalmente, hay una ocasión extremadamente rara en la que la Luna puede verse morada. En realidad, nadie sabe con certeza por qué sucede esto, pero los astrónomos creen que debe ser una combinación de la atmósfera, las partículas de polvo y tal vez algo más; no hay una explicación clara. Los terremotos lunares no son un fenómeno de ciencia ficción, pero no ocurren tan a menudo como en nuestro planeta. Y en general, suceden más cerca de su centro. Los científicos creen que los terremotos lunares podrían ser causados ​​por la gravedad de la Tierra y el Sol. ¡También hay terremotos marcianos! Durante mucho tiempo, el planeta rojo se consideró tectónicamente inactivo, pero observaciones más recientes han demostrado que todavía tiene temblores débiles de vez en cuando. Probablemente ni siquiera podrías sentirlos si estuvieras parado en la superficie de Marte, pero significa que algunos procesos geológicos todavía están ocurriendo debajo del paisaje rojo y polvoriento.

No hay un lado oscuro en la Luna. Lo que ocurre es que nuestro satélite gira sobre sí mismo de tal manera que siempre nos muestra la misma cara. El sol, desde su lejanía, ilumina y calienta tanto a la Tierra como a la Luna mientras giran y se mueven en el espacio. Lo que significa que la Luna puede tener cualquier parte iluminada por el sol; pero desde nuestro planeta, siempre vemos una misma cara lunar. Cada año, la Luna se aleja de la Tierra debido a la interacción entre su fuerza gravitacional y nuestros océanos. Se aleja alrededor de 4 cm cada año, lo que significa que en 600 millones de años estará 23 500 km más lejos de la Tierra de lo que está ahora. Ese número es importante, porque en ese momento los eclipses solares totales dejarán de ocurrir.

Hay agua en la Luna. No hay charcos ni lagos, pero existen granos de hielo en partes permanentemente sombreadas cerca de sus polos. Los científicos creen que el agua llegó a la Luna hace mucho tiempo, durante un período en el que tanto la Luna como la Tierra eran golpeadas constantemente por asteroides y cometas, que contenían agua helada. Este proceso incluso puede habernos ayudado a obtener nuestros propios lagos y océanos, no solo el agua helada de la Luna. Una investigación más reciente dice que el interior de la Luna ya tenía agua y salió a la superficie a causa de la actividad volcánica; lo mismo podría haber sucedido en nuestro planeta. Para aquellos de ustedes que piensan que la Tierra solo tiene una luna: hay 2 asteroides más encerrados en órbitas coorbitales con nuestro planeta. El primero en realidad no gira alrededor de la Tierra, pero tiene una especie de órbita sincronizada con el planeta. Por eso parece que sigue a la Tierra en una órbita estable, cuando en realidad tiene su propio camino específico alrededor del Sol.

El otro sigue una órbita de herradura alrededor de nuestro planeta. Su trayectoria específica lo acerca a nosotros cada 95 años. La Luna tiene su propia zona horaria llamada “Hora Estándar Lunar”. El tiempo es diferente allí, por lo que un año lunar se divide en doce “días”, considerando que cada uno es tan largo como nuestro mes. Los días recibieron nombres de astronautas que caminaron sobre su superficie. El calendario lunar comienza en el momento en que Neil Armstrong pisó la Luna en 1969. La corteza lunar no tiene el mismo grosor en todas sus partes: el grosor promedio es de aproximadamente 50 km, pero hay áreas mucho más delgadas y mucho más gruesas. Esto a veces se debe a los cráteres que se encuentran en toda su superficie, y también hay grandes tubos huecos debajo.

Un orbitador lunar encontró uno de esos tubos hace varios años, y era bastante grande: aunque su forma es irregular, podría tragarse un campo de fútbol entero. Los científicos aún no están seguros de qué podrían encontrar en sus profundidades: podría tratarse de un sistema de túneles o de alguna maravilla geológica. La explicación más aceptada es que es un tubo de lava como los que se pueden encontrar en la Tierra. Cuando un flujo de lava se enfría, adquiere una costra dura que luego se espesa y forma un techo sobre esa misma lava. Continúa fluyendo, pero cuando se detiene, el canal puede drenar, lo que da como resultado un tubo vacío.

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