Lo que la ciencia dice sobre congelar carbohidratos antes de comerlos (y por qué la gente lo hace)

Salud
hace 22 horas

¿Qué pasaría si te dijéramos que los carbohidratos pueden mejorar tu digestión y bienestar? Prepárate, porque estás a punto de replantearte todo lo que creías sobre estos macronutrientes, usualmente eliminados de las dietas para perder peso. Estudios han demostrado que, al someter los temidos carbohidratos al frío, pierden sus características inflamatorias y pueden, de hecho, ayudarte a mejorar tu salud intestinal. Sigue leyendo, porque a continuación te revelamos el secreto para que no vuelvas a excluir el pan de tu dieta saludable.

La verdad detrás de los carbohidratos

Seguramente has escuchado que los carbohidratos engordan. Y si estás leyendo esto, es porque en algún momento los eliminaste de tu dieta, viendo al arroz, la pasta y el pan como responsables esos temidos bajones de energía después de una comida abundante. Esto se debe al rápido aumento de glucosa en tu sangre. Cuando consumes carbohidratos, tu cuerpo los descompone en glucosa, su principal fuente de energía.

El índice glucémico (IG) mide qué tan rápido ocurre este proceso y cómo impacta tus niveles de azúcar. Los carbohidratos con un IG alto, como el pan blanco, se descomponen rápidamente, liberando grandes cantidades de glucosa en poco tiempo. Esto provoca picos de azúcar en la sangre seguidos de caídas bruscas, lo que genera fatiga, hambre constante y, a largo plazo, puede aumentar el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2. Pero, ahora puedes evitar estos efectos, sin dejar de comerlos.

Parece un truco, pero es ciencia

Según estudios publicados por National Geographic, cocinar y luego congelar estos carbohidratos altera su estructura molecular, transformándolos en aliados de la digestión y la salud intestinal. Además, ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre y fortalecen el sistema inmunológico. ¿Cómo funciona este truco?

Según Yaa Boayke, nutricionista y entrenadora personal, “cuando alimentos como el arroz, la pasta y las papas se cocinan, se enfrían y luego se recalientan, su estructura de almidón cambia, convirtiéndose en lo que se conoce como almidón resistente”, el cual tiene una absorción mucho más lenta en el intestino, evitando los picos de azúcar en sangre que te dan sueño y hambre después de comer.

¿Qué es el almidón resistente?

Este hallazgo convertiría al almidón resistente en tu nuevo mejor amigo para llevar una dieta sin remordimientos, ni riesgos para la salud. A diferencia de los carbohidratos convencionales, este no se descompone rápidamente en glucosa. En su lugar, pasa intacto por el intestino delgado y llega al colon, donde actúa como fibra dietética. Según explica el nutricionista y health coach Jacek Szymanowski, este proceso tiene los siguientes beneficios:

  • Sensación de saciedad por más tiempo.
  • Mejora la digestión.
  • Fortalece la salud intestinal.
  • Reduce la inflamación abdominal.
  • Mantiene los niveles de energía más estables.
  • Reduce los niveles de colesterol.
  • Favorece la producción de ácidos grasos como el butirato.

Cabe destacar que el método de cocinar y congelar alimentos ricos en carbohidratos puede aumentar hasta ocho veces el contenido de almidón resistente, especialmente en harinas integrales.

La clave está en el balance

Los carbohidratos han sido repudiados en la industria fitness por muchos años. Bajo la premisa de prescindir de ellos nació la dieta Paleo a mediados de los años 80, como una supuesta solución para enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis, obesidad e incluso cáncer. Según este plan alimenticio, la clave está en consumir únicamente carne, grasas y algunas frutas de bajo índice glucémico. Pero a estas alturas, la ciencia dice otra cosa.

De hecho, diversos estudios han demostrado que la ausencia de estos nutrientes en la dieta puede ser perjudicial para la salud. Si bien los beneficios a corto plazo de la Paleo pueden ser beneficiosos para personas con intolerancia a la lactosa o atletas, investigaciones han revelado que la eliminación prolongada de carbohidratos se asocia con un aumento en la tasa de mortalidad. La evidencia sugiere que una dieta balanceada, con proporciones equilibradas de carbohidratos, vegetales y productos de origen animal, es la mejor opción para mantener una salud óptima a largo plazo.

Quiénes se benefician de congelar los carbohidratos

Congelar los carbohidratos es una excelente opción para quienes desean mantener una alimentación equilibrada sin renunciar a sus comidas favoritas, especialmente para personas con resistencia a la insulina o diabetes. Es igualmente útil para quienes buscan bajar de peso o sentirse satisfechas por más tiempo, y según la dietista Amie Alexander, es ideal para quienes hacen ejercicio, ya que proporciona energía de manera más estable durante el día.

Esto no es todo, consumir carbohidratos congelados precocidos también facilita el control de porciones y ayuda a evitar excesos. Sin embargo, es recomendable hacer el cambio gradualmente, ya que algunas personas pueden experimentar leves molestias digestivas al aumentar el consumo de almidón resistente.

Otro factor importante es que congelar carbohidratos te permite ahorrar tiempo y reducir el desperdicio de alimentos. Puedes cocinar arroz, pasta o papas en grandes cantidades y almacenarlas en el congelador, garantizando siempre opciones listas y saludables. Pero, ¿cómo hacerlo?

Guía básica para congelar tus carbohidratos

  • Cocínalos y deja que se enfríen antes de congelar: No dejes los alimentos cocidos a temperatura ambiente por más de dos horas, ya que esto puede favorecer el crecimiento de bacterias. Tampoco los metas calientes en el congelador, porque esto puede afectar la temperatura interna y comprometer la seguridad de la comida que tengas ahí adentro.
  • Divide en porciones pequeñas: Separar el arroz, la pasta o el pan en porciones individuales ayuda a que se enfríen más rápido y de manera uniforme. Además, facilita su descongelación y evita desperdiciar comida.
  • Usa envases herméticos: Guarda los carbohidratos en bolsas de congelación o recipientes con cierre hermético. Esto evita la formación de cristales de hielo, que pueden afectar la textura y hacer que los alimentos queden blandos o secos al recalentarlos.
  • Elige los carbohidratos adecuados: No todos los carbohidratos se congelan bien. El arroz cocido, el pan integral y las tortillas conservan mejor su textura tras la congelación, mientras que la pasta fresca con alto contenido de humedad puede volverse blanda y perder su consistencia.
  • Descongela y recalienta correctamente: Para evitar cambios en la textura y mantener los beneficios del almidón resistente, descongela los carbohidratos en el refrigerador o directamente en una sartén o microondas. Evita sobrecalentarlos, ya que esto puede alterar su estructura y reducir sus beneficios para la digestión.

Congelar los carbohidratos podría ser el martillo que derribe decenas de mitos sobre su consumo. Sin embargo, si tu objetivo es perder peso o reducir la inflamación abdominal, es importante recordar que no existe una solución única para todos. Consultar a un profesional te permitirá encontrar el equilibrio adecuado para tu cuerpo y estilo de vida. Al final, la clave del éxito en el bienestar físico y general no está en eliminar alimentos, sino en aprender a consumirlos de manera inteligente.

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