¡Buenas noches, cierra los ojos y duerme bien! Sí, los humanos y la mayoría de los animales cierran los ojos cuando duermen. Pero cuando se trata de los peces, las cosas se ven un poco diferentes. En primer lugar, la mayoría de los peces no tienen párpados porque no los necesitan. Los mamíferos usan párpados para evitar que el polvo, la suciedad y cualquier partícula pequeña del aire entren en sus ojos. Además, los párpados ayudan a hidratarlos. El medioambiente bajo el agua no se parece en nada al de la tierra, por lo que los peces pueden arreglárselas sin párpados, pero también tuvieron que desarrollar algunos equipos sofisticados, como las branquias.Sin embargo, algunos peces, como los tiburones, tienen párpados. Estos chicos son un grupo muy diverso. Algunos de ellos, como los tiburones nodriza que viven en agua salada, tienden a descansar durante el día. Si se les molesta mientras duermen, tardan en responder. Algunos tiburones y peces como el atún tienen que nadar todo el tiempo, no pueden respirar de otra manera. Al nadar, mantienen el agua moviéndose sobre sus branquias, obteniendo el preciado oxígeno.
Aunque no muchos lo crean, las gallinas son aves inteligentes, además de bastante traviesas. Les encanta atacar a los gatitos o ir al baño donde no deben. Y sus amigos, los peces, no se quedan atrás. Para que sus travesuras no quedaran impunes, los dueños de estas criaturas decidieron ponerlas en evidencia compartiendo sus fechorías con todos en las redes. ¡A ver si aprenden la lección de una vez por todas y se comportan!
Este va a ser un encuentro muy inusual. Pero apuesto a que también será espectacular e intenso. ¡En la esquina izquierda tenemos al Megalodón! Esta especie se extinguió hace unos 3 millones de años, pero hay buenas razones por las que ahora es un animal legendario. Es el tiburón más grande que jamás haya existido, y fue un depredador superpoderoso en su época.
¡Respira, vamos, tienes esto! Estás corriendo por la costa este, a punto de establecer una nueva marca personal. Unos segundos después, tu respiración se vuelve muy pesada. Eso es extraño, eres un atleta entrenado. Te detienes a descansar y notas un montón de gente apiñándose en la playa. A medida que te acercas, comienzas a preguntarte si estás soñando. Miles de criaturas marinas están nadando a la tierra: delfines, tiburones, ballenas, peces... Nunca los habías visto tan de cerca. Y el agua. Está perfectamente clara. Totalmente transparente.
Los perezosos pueden aguantar la respiración más tiempo que los delfines. Sí, increíble pero cierto. Disminuyen tanto su ritmo cardíaco que pueden permanecer bajo la superficie hasta 40 minutos. A diferencia de los peces, los delfines y las ballenas son mamíferos acuáticos, lo que significa que no pueden respirar bajo el agua. A la hora de respirar, se parecen más a nosotros que a los peces. Ambos tienen pulmones y respiran aire a través de algo que conocemos como espiráculo.
Se siente un estruendo desde abajo. No, no es tu estómago. Es grave y siniestro. Miras hacia arriba y ves extrañas luces sobre el suelo. Se ven como bolas de luz resplandecientes que flotan en lo alto del cielo. Se te seca la garganta y tragas saliva. Eso es lo que llaman “luces de terremoto”. Este fenómeno es poco conocido, pero los testigos dicen que lo han visto en diferentes formas y tamaños. Podría ser en forma de bolas de luz, relámpagos, serpentinas y un brillo constante en el cielo. Poco después, viene un fuerte terremoto. Los científicos no pueden explicar por qué aparecen esas luces, y de hecho no se ven siempre. Algunos creen que es una reacción de los gases subterráneos liberados a la atmósfera. Efectivamente, comienza un terremoto, pero por suerte, no es tan fuerte como esperabas. El suelo tiembla, pero logras mantener el equilibrio. Se detiene tan abruptamente como comenzó, y caminas a casa.
La televisión analógica nunca tuvo un canal 37. Sintonízalo, y lo más probable es que veas estática. No es como cuando omiten el piso 13 de un edificio, el canal 37 es una historia completamente distinta. Para funcionar, el canal 37 tendría que transmitir desde la banda de 610 MHz. Esta era la misma frecuencia que el observatorio de la Universidad de Illinois necesitaba para la radioastronomía. Así que, si este canal hubiera ocupado la frecuencia de 610 MHz en algún lugar dentro de los 1000 kilómetros del observatorio, habría interferido con su gigantesco telescopio de 120 metros de largo, una de nuestras ventanas al universo. Ese radio es enorme: envuelve literalmente toda la costa este y otras ciudades importantes como Detroit, Chicago, Washington, D. C. y San Luis.
El cangrejo Heikegani vive frente a la costa de Japón y tiene un patrón distintivo en su caparazón que parece un rostro humano. Más específicamente, la cara de un samurái enojado, de ahí el apodo: el cangrejo samurái. El camarón limpiador de rayas escarlata es un autoestopista natural: se para en el fondo del mar y agita sus largas antenas para que los peces y los animales marinos bajen y lo recojan. Luego paga el viaje limpiando al transportador de bacterias y plancton. Las salpas marinas a menudo se confunden con las medusas, aunque están más cerca de las carabelas portuguesas. ¡Son tan rápidas que luego de nacer, llegan a adultas en menos de 48 horas!
Guau, ¡qué ruidoso! El pez sapo tiene una habilidad única: puede crear un sonido muy potente. El oído humano generalmente no puede escucharlo, especialmente si solo es un pez el que emite el sonido. Pero si muchos peces están haciendo el sonido al mismo tiempo... Bueno, va a ser difícil de ignorar, y es posible que no puedas dejar de escucharlo. Los peces sapo son comunes en la fauna frente a la costa de Sausalito, en California, y cada año miles de ellos se reúnen en cardúmenes para festejar y gritar. Juntos crean un sonido que puede ser escuchado fácilmente por quienes están cerca de la orilla. El ruido, que puede describirse como un zumbido bajo, puede llegar incluso hasta el centro de la ciudad. A algunas personas les molesta este sonido constante.
Todos hemos tenido miedo a la oscuridad en algún momento de nuestra vida, ¿no? Quiero decir, ¿recuerdas cuando tu mamá o tu papá te metían en la cama después de haberte leído un cuento de hadas aterrador, con monstruos y dragones, o incluso dinosaurios? Pero justo cuando tus padres estaban a punto de apagar las luces y salir silenciosamente de tu habitación, pensaste: ¿qué pasa si hay algo debajo de mi cama? O peor aún, ¿y si alguna criatura espeluznante está escondida en el armario?Probablemente podrías levantarte y comprobarlo, ¡pero estaba demasiado oscuro! ¿No sería genial tener alguna fuente de luz que viniera del interior de tu cuerpo? ¡Podrías usarla cada vez que quedaras rodeado de oscuridad! Desafortunadamente, los humanos no somos capaces de hacer eso. Pero hay un montón de criaturas que sí pueden encenderse solas. Eso es gracias a algo que los científicos llaman bioluminiscencia. Los animales y los peces que viven en el océano tienden a tener este talento con más frecuencia que otros. Y puedes encontrar estas criaturas en cualquier lugar: cerca de la superficie o en el fondo. (a 4 km de profundidad, si tienes habilidad para los números).
El megalodón fue el tiburón más grande de la historia. No solo eso, fue uno de los peces de mayor tamaño y el depredador más temible de la historia de la Tierra. Era más de 3 veces más largo que el mayor tiburón blanco registrado. También se ha descubierto que las hembras prácticamente duplicaban en tamaño a los machos. El megalodón podía tragarse un auto pequeño sin que tocara sus dientes... si los autos hubieran existido en aquel entonces. De hecho, era tan grande y poderoso que no tenía depredadores naturales. Era el rey sin corona de los mares y nadaba libremente de océano en océano. Esta criatura cosmopolita se encontraba en todo el mundo, desde América hasta Europa, pasando por Australia y Japón, si hubiera habido países en aquella época. Se han encontrado fósiles de megalodones en todos los continentes, excepto en la Antártida. Todo el mundo evita la Antártida. La ciencia nos dice que se extinguió hace más de 3,6 millones de años. Pero ¿podría seguir vivo en las profundidades del océano?
Es uno de los lugares más intrigantes del mundo. Cubierto de oscuridad y a kilómetros de profundidad, este lugar extremo alberga criaturas y fenómenos insólitos. Su nombre es fosa de las Marianas, y es la fosa oceánica más profunda de la Tierra. No es de extrañar que sea tan difícil de explorar. Debido a las arriesgadas condiciones, no es posible explorarla sin el equipo adecuado. Pero ¿qué pasaría si lanzáramos una bola de acero allí abajo?
Cuando decimos “extinción”, generalmente pensamos en dinosaurios que fueron a almorzar con un enorme asteroide y fueron eliminados de la faz de la Tierra. No pensamos en nosotros mismos posiblemente desapareciendo en un futuro cercano. Pero lo que olvidamos es que ha habido cinco extinciones masivas que nuestro planeta presenció en los últimos 500 millones de años, no solo una. Y podemos estar acercándonos a la sexta, en la que una de las especies que posiblemente desaparezcan será la humana. La primera gran extinción masiva se produjo hace unos 440 millones de años, en el Período Ordovícico. En aquel entonces, la vida prosperaba principalmente en los océanos y a lo largo de las costas. La biodiversidad era grande en ese momento: había miles de especies diferentes. Trilobites, escorpiones de mar y todo tipo de moluscos de aspecto extraño e incluso peces, lo que sea, Ordovícico lo tenía todo.
Al igual que nosotros movemos los brazos al caminar, algunos dinosaurios movían la cola de un lado a otro, en sentido contrario, con cada paso. Así mantenían el equilibrio y conservaban la energía. Los monos y las ardillas las usan para agarrarse a una rama. Los caimanes tienen colas muy largas que les ayudan a nadar más rápido. Los perros mueven la cola para comunicarse, por ejemplo, cuando están contentos. Los cocodrilos o los canguros la usan para protegerse si algún animal va tras ellos. Las aves, los reptiles, los mamíferos e incluso los peces poseen una.
El megalodón fue el tiburón más grande que jamás haya existido. No solo eso, fue uno de los peces y depredadores más grandes en la historia de la Tierra. Se sabe que alcanzaban longitudes de hasta 21 m. Eso es más de 3 veces más que el tiburón blanco más grande registrado. También se ha descubierto que las hembras eran aproximadamente el doble del tamaño de los machos. El megalodón podría tragarse un automóvil pequeño sin que siquiera tocara sus dientes, si hubiera habido automóviles en ese entonces. Sus dientes podían crecer hasta más de 18 cm de largo.Parece que vamos a necesitar un barco más grande, y lo mejor es hacerlo con acero, ya que este tiburón puede roer fácilmente su camino a través de los barcos. El terror submarino podría cortar un barco por la mitad con la fuerza de mordida más alta jamás calculada para cualquier animal, vivo o extinto. La fuerza de su feroz mordida era de hasta 20 toneladas. Eso es alrededor de 108 000 veces la fuerza de la de un humano y 10 veces la fuerza de la mordedura de un cocodrilo moderno. Su mordisco era tan fuerte que hace que el del T-Rex parezca tan poderoso como el de mi abuela después de que se quita la dentadura postiza.
Comenzamos nuestro recorrido por Marte en un lugar llamado Cidonia. Allí podrás ver el rostro de un humanoide en las arenas del planeta rojo. Esta foto fue tomada en 1976 por sonda espacial llamada Viking 1. Es posible distinguir los ojos, la nariz y la boca de esta criatura. La imagen ha dado lugar a todo tipo de especulaciones. Algunos se preguntaron: “¿Podrán ser los restos de una antigua civilización marciana?”. Probablemente, los habitantes de este planeta eran mucho más grandes y altos que los humanos, ya que la fuerza gravitacional es 2,5 veces más débil que en la Tierra. La gravedad no hizo nada para impedir que estos sujetos crecieran, así que sus cabezas podrían haber sido tan grandes como la que se ve en esta imagen.
Te están observando. Escapas del lugar del accidente y tratas de mezclarte en la selva. Te escondes con éxito detrás de algunas plantas y rocas de colores. Bien, se han ido. Sigues avanzando, sabiendo que hay ojos por todas partes. No recuerdas cómo has llegado hasta aquí. Miras detrás de los árboles y ves una figura humana que te observa fijamente. No puedes ver su cara, pero en cuanto lo notas, el humano se esconde. Llegas a una gran cascada y debes nadar durante el resto del viaje por el río. Te preparas y te sumerges en el agua fría.Peces de todos los tamaños nadan justo a tu lado. Algunas criaturas de aspecto extraño están cerca. Una embarcación de alta tecnología patrulla por encima de ti, pero no se da cuenta de que estás debajo de ella. Sigues nadando, recuperando el aliento a veces. Llevas unas gafas para nadar especiales que muestran las señales de calor de cualquier cosa que esté cerca. Y lo que es más importante, muestran el estado de tu barra de vitalidad y otras cosas importantes.
El megalodón vagaba por los océanos, asustando (y masticando) todo en pedazos mucho después de que los dinosaurios fueran aniquilados por el gran meteorito. Sabemos que fue el mayor y más peligroso cazador que jamás haya existido, así como el tiburón más grande. Era el rey de todos los mares, nadando libremente entre la mayor parte del océano. Pero entonces, hace unos 2,5 millones de años, el último de su especie desapareció de la Tierra para siempre, dejando solo unos enormes dientes que fueron encontrados por los arqueólogos modernos.
El animal terrestre más grande que conocemos es Argentinosaurus. Un hueso de este gigante era tan grande como un humano adulto. Aún no se ha descubierto el esqueleto completo, pero los científicos afirman que podría medir entre 37 y 40 metros. ¡Si 7 ejemplares se pararan en fila, podrían reemplazar el puente de Londres!Los pterosaurios solían ser bastante grandes. Las especies más pequeñas tenían un ancho de alas de 25 centímetros, mientras que las más grandes podían alcanzar los 10 metros. Para comparar, el ancho de alas más grande en las aves actuales no alcanza los 3 metros y medio. Tenían el tamaño de una jirafa moderna, pero pesaban menos para ser capaces de volar: solo 250 kilos.Los braquiosaurios tenían una longitud de 26 metros y un cuello increíblemente largo que les daba una altura de más de 12 metros. Su cuerpo estaba diseñado para obtener comida de los árboles con facilidad; sus patas traseras eran relativamente cortas, y las delanteras, un poco más largas.
Volamos lejos de la Tierra para mirarla desde la distancia. ¡Brilla como un árbol navideño! Las grandes ciudades parecen manchas amarillas por la noche. Y durante el día vemos estructuras extrañas, como una isla con forma de palmera en los Emiratos Árabes Unidos o una banda oscura que recorre toda China: la Gran Muralla. Estos son rastros de la existencia humana.Ahora apuntemos nuestro telescopio a otros planetas. ¿Marte? Es solo un desierto vacío e interminable. ¿Venus? Solo rocas y volcanes. Incluso si miramos al espacio distante, todos los planetas están desiertos y sin vida. Ni un solo rastro de una civilización extraterrestre.Mucha gente está convencida de que la vida en la Tierra no es única en absoluto. Aquí está nuestra galaxia. Hay miles de millones de estrellas parecidas al sol. Y aquí está todo el universo observable con miles de millones de tales galaxias. Hay una cantidad casi infinita de estrellas. Y cerca de cada una de ellas, puede haber mundos habitables.
Nuestros antepasados eran duros. ¡Fuertes! Tenían que luchar contra enormes animales salvajes para sobrevivir y, mientras tanto, se escondían en cuevas, comían frutos del bosque, socializaban, cazaban animales y descubrían cosas nuevas, como el fuego. Pero incluso con una agenda tan apretada, les quedaba algo de tiempo para pasatiempos y cosas artísticas.La música probablemente era importante, pero no tenemos pruebas de ello. Aun así, vemos que eran creativos. Hay muchas cuevas en las que pintaron con materiales disponibles en esa época. Los investigadores encontraron cuevas con representaciones de caza, animales y muchas huellas de manos. Para hacer ese contorno, un artista probablemente ponía una mano en la roca y luego empezaba a soplar en un tubo del tamaño de un popote para rociar pigmento por todo el lugar. Lo interesante es que gran parte de estos contornos eran de la mano izquierda, lo que significa que incluso entonces la mayoría eran diestros.Los dientes también eran importantes para nuestros antepasados; hacían casi cualquier tipo de trabajo con las dos manos y la dentadura. Por ejemplo, al limpiar la piel de los animales, tenían que sujetarla con la mandíbula, tirar de ella y luego rasparla con una herramienta de piedra. A veces ese utensilio resbalaba un poco y les arañaba los dientes delanteros. Muchos años después, cuando los científicos encontraron sus restos, observaron la dirección de los rasguños y se dieron cuenta, una vez más, de que la mano derecha era la dominante. Hoy en día, alrededor del 90 % de la población es diestra, el 9 % es zurda y el 1 % de las personas no tiene ninguna mano dominante.
Si dibujas un mapa, traza una línea que conecte la isla de Bermuda, Puerto Rico, Miami y de regreso a Bermuda, ¿qué obtienes? El infame triángulo, conocido por tragarse miles de barcos y aviones a lo largo de los siglos. Pero hay un nuevo misterio en este lugar ya enigmático. Algo acecha en las profundidades de las aguas. Y está dejando pistas extrañas de su existencia...¡Splash! Tu submarino golpea la superficie del agua. Desciende 30 — 300 — 600 — 900 metros. Se está poniendo más oscuro. Las paredes del submarino crujen a medida que aumenta la presión. Más de 1400 psi: es como el peso de un piano de cola que aprieta cada cm cuadrado de tu cuerpo desde todos los lados. Has llegado a tu destino. Todo lo que queda es ver a la bestia. ¡Justo a tiempo! Entre el vacío negro, ves un resplandor verde brillante en la distancia. Se está acercando. A medida que se acerca, se hace más grande. ¡Eso es todo! ¡La criatura que ha estado dejando extrañas marcas circulares en peces, delfines, ballenas e incluso en otros tiburones! He aquí: el tiburón cortador de galletas. No dejes que su tamaño te engañe. Puede que no sea más largo que un boliche, pero esta criatura es un parásito. Se adhiere a otros animales marinos usando sus dientes serrados cuidadosamente dispuestos.
Leones, perros, gatos... Todos estos mamíferos duermen en posiciones bastante cómodas. Pero no las ballenas. Parecen hogazas de pan gigantes flotantes, que es una escena con la que un buzo se encontró accidentalmente en el mar Caribe. Seis ballenas estaban “de pie” erguidas con la cola apuntando hacia abajo a una profundidad de unos 20 m por debajo de la superficie.Los científicos descubrieron que cuando los cachalotes duermen una siesta, permanecen en esta posición durante 10 a 15 minutos. No se mueven ni respiran. Pero estas criaturas pasan solo el 7% de su tiempo durmiendo, mucho menos que otros mamíferos. Por lo general, descansan tranquilamente en el agua o se relajan, nadando lentamente junto a otros animales marinos. Cuando se mueven y duermen al mismo tiempo, en realidad están tomando una siesta.Estos animales no pueden ir demasiado profundo y necesitan permanecer cerca de la superficie. Los grandes tiburones blancos duermen y cazan a mayores profundidades, lo que significa una cosa menos de la que preocuparse mientras toman una siesta rápida. Además, hace bastante frío cuanto más profundo vas. Y las ballenas necesitan ambientes más cálidos que puedan ayudarlas a mantener la temperatura de sus grandes cuerpos.
A veces, mientras miramos la luna, olvidamos la importancia que tiene esta para la vida del planeta. Por eso hoy imaginaremos qué sucedería si este astro se pusiera en nuestra contra
Un nómada, que camina por un desierto, siente el sol abrasador como nunca antes. Se le puede ver de lejos gracias a su ropa brillante. Su larga sudadera con capucha está cubierta de papel aluminio. Refleja la luz del sol y lo protege del calor. El suelo está tan caliente que las suelas de los zapatos pueden derretirse en él. Por eso sus botas están cubiertas de material resistente al calor.
¡Hola, Genialocos! ¿Saben dónde se encuentra el lugar más profundo del mundo? Creo que está en el océano Pacífico. Aquí, cerca de Filipinas y Papúa Nueva Guinea. Se trata de la famosa fosa de las Marianas. Bien, tomemos una cinta métrica, una muy larga, y atemos un extremo al barco. ¡Aguantemos la respiración y saltemos al agua! Los peces y los animales marinos pasan nadando... Descendemos a las profundidades y a la oscuridad total. Y después de varias horas, llegamos al abismo de Challenger. La cinta métrica muestra una profundidad de 11 000 m.
Llevas varias horas dando vueltas en la cama, no puedes dormir. Te levantas y te quedas paralizado. Dos ojos brillantes te observan desde la otra punta de la habitación. No puedes moverte, tiemblas como loco. Sientes que estás a punto de desmayarte. Un momento: eso es un espejo. No hay ningún extraño en tu departamento, te estás viendo a ti mismo. ¡Eso es aún más aterrador! Pierdes el conocimiento. Por la mañana, cuando despiertas, te acercas al espejo y descubres que tienes pupilas estrechas y verticales, como las de un gato. Gritas horrorizado y sales corriendo del departamento.
Entre todos los planetas del sistema solar, nuestra Tierra es especial, ya que es el único que ha desarrollado vida. Pero ¿y si nos saliera un competidor? ¿Y si una segunda Tierra apareciera de la nada? Entonces habría dos escenarios distintos. El primero es la destrucción de ambos planetas. El segundo tiene un final inesperado, pero bastante lógico. Pero empecemos por el escenario catastrófico. La segunda Tierra con las mismas condiciones solo podría existir si recibiera absolutamente la misma cantidad de luz solar que nuestro planeta. La órbita que sigue la Tierra es perfecta para recibir la cantidad necesaria de calor solar. Si estuviéramos un poco más lejos, toda la superficie de nuestro planeta se parecería a la Antártida. Y si la Tierra estuviera un poco más cerca del Sol, todos viviríamos en un enorme desierto habitado por muy pocos seres vivos. Así que, para que la segunda Tierra fuera idéntica a la nuestra, tendría que seguir la órbita de nuestro planeta.
Es de noche. Comienza una fuerte tormenta. Vives en una ciudad costera y observas el mar embravecido a través de la ventana. Los relámpagos atraviesan el cielo, enormes olas chocan con la orilla y un aguacero convierte la arena en barro húmedo. “Por la mañana, un montón de peces van a ser arrastrados a la orilla”, piensas y te vas a la cama. Es un ruido extraño el que te despierta. Es como si cientos de miles de manos aplaudieran cerca de tu ventana. Sales y ves una gran multitud de personas junto al mar. El sonido de las palmas es cada vez más fuerte. Y su origen es... montones de peces arrastrados a la orilla. Llevan varias horas aquí, pero todavía están vivos. Golpean y baten sus cuerpos resbaladizos contra la arena. Ves carpas, truchas, sardinas e incluso algunos enormes tiburones blancos. Están llenos de energía, chasqueando sus grandes mandíbulas dentadas. De alguna manera, ¡todos los peces pueden ahora respirar aire como los humanos!
Era una bestia de 12 m de largo y 3,5 m de alto, el rey de los dinosaurios. Su cuerpo masivo y musculoso pesaba hasta 8 toneladas. Sus dientes aserrados eran afilados y sus mandíbulas tenían una mordida tan fuerte que podrían partir un automóvil. La criatura tenía dos patas poderosas. Vivió en los valles de los ríos boscosos en toda América del Norte hace casi 70 millones de años. Estoy hablando de la estrella de cine más famosa entre los dinosaurios: el T. rex. Era muy inteligente, con un cerebro dos veces más grande que el de cualquier otro gran dinosaurio carnívoro. Era más lento que otros cazadores, desarrollando una velocidad de hasta 20 km/h. Su otra debilidad eran sus brazos pequeños. Algunos científicos piensan que eran solo un “residuo evolutivo”, como los huesos pélvicos de algunas serpientes. Pero otros creen que usaba sus brazos para cazar. Sus garras de 10 cm ayudaban al animal. Él era, sin duda, aterrador. Pero sorprendentemente hubo dinosaurios aún más aterradores en el pasado.
El Megalodón fue uno de los monstruos más grandes y feroces de nuestro planeta. Mandíbulas poderosas, dientes afilados como navajas, un tamaño gigantesco. Pero, ¿qué sabes acerca de cómo sonaba? Imagina lo fuerte que gruñía, impregnando el mundo submarino con vibraciones de sonido. Este sonido se parecía a... nada. El Megalodón no tenía voz. Era un tiburón, y los tiburones no tienen órganos que produzcan sonido. Era un peligro silencioso. Pero a pesar de su silencio, aún podrías haberlo escuchado. Ven conmigo. Ahora, estás bajo el agua, aprietas el puño, levantas la mano y la bajas rápidamente. Ahora imagina que tienes un gran submarino en lugar de un puño y escuchas el agua fluir alrededor de la superficie lisa del casco. Así sonaba megalodón.
Más de 50 barcos y 20 aviones han desaparecido en el Triángulo de las Bermudas desde mediados del siglo XIX. Esta región no figura en ningún mapa de papel y no es una región oficial del Atlántico. Esta enorme zona acuática está situada no muy lejos de la costa sureste de EE. UU. y todavía asusta a muchos navegantes. Pero tú no tienes miedo y quieres demostrar que no hay nada especial en este lugar. Navegas hasta el centro del lugar en un pequeño barco de pesca. Apagas el motor y esperas. Pasan varias horas. El sol se oculta en el horizonte y llega la noche. Estás a punto de volver a la orilla, pero de repente, se hace demasiado silencio. Entonces, oyes un chapoteo de agua. Miras por la borda y ves cientos de peces nadando hacia la superficie. Algo grande los ha asustado. Algo que viene directamente de las profundidades.
Este es LUCA. Su nombre, por sus siglas en inglés, significa último antepasado común universal. Es una bacteria, y nadie sabe cómo era en realidad. Pero la genética nos ayudó a encontrarla, al menos. Todos los seres vivos tienen su propio código genético. Imagínatelo como un libro. Está escrito con un alfabeto de solo cuatro letras: A, T, C y G. Forman 64 palabras, cada una con tres letras. Y la secuencia de estas palabras es el código genético. Tú, yo, un cactus en el alféizar de tu ventana, una araña en la pared, ese perro de afuera... sí, todos somos parientes porque nuestros genes están escritos en el mismo lenguaje. Por ejemplo, el texto en los libros de códigos de los humanos y de los chimpancés solo difiere en un 1 %.
Te frotas los ojos mientras intentas comprender lo que estás viendo: unos agujeros circulares y perfectos en el fondo del mar, cerca de la costa Big Sur en California. No sabes qué pudo haber pasado, y eso que eres una bióloga marina con años de experiencia. Repasas algunos de los viejos registros y descubres que estos agujeros han estado allí al menos desde los 90. En 1999, un sonar instalado en un barco realizó un escaneo y halló 5200 de estos grandes agujeros a lo largo de 1300 km2 en el fondo del mar. Parecen cráteres lunares subacuáticos.
Hay quien dice que el tiempo que hay que permanecer en un trabajo son 8 meses, mientras que otros piensan que para demostrar profesionalismo, deberíamos estar en el puesto al menos 6 años. Pero la única regla que quizás sea válida para dejar un empleo es que haya dejado de gustarte. A veces, solo se trata de encontrarle el lado positivo. Después de todo, además de servir para agrandar el currículum, la experiencia es aprendizaje... o al menos nos deja alguna que otra situación tragicómica digna de compartir.
La popularización de las videollamadas tiene muchas ventajas. Una de las mayores es la posibilidad de hacer reuniones de trabajo de manera remota, con la participación de personas de cualquier rincón del planeta en la misma sala. Pero ni siquiera quien está acostumbrado a la tecnología es inmune a los deslices, como olvidar desconectar la cámara o el micrófono, descuidos que pueden llevar a protagonizar situaciones graciosas o embarazosas.