Creí que con mi ex no había pendientes, pero un reencuentro inesperado me hizo replantearlo todo

Conciliar la vida laboral y personal durante el embarazo puede ser una tarea abrumadora. Sin embargo, con un poco de planificación y apoyo, es posible vivir esta etapa con más bienestar y equilibrio.
En este artículo, te compartimos consejos para organizar tu rutina, cuidar tu salud y mantener el foco tanto en tu desarrollo profesional como en tu bienestar personal. Porque estar embarazada no significa dejar de ser productiva, sino aprender a escucharte, poner límites y priorizar lo que realmente importa.
Durante las primeras 12 semanas de embarazo, es normal sentir fatiga, notar alteraciones en tus niveles de energía e incluso experimentar altibajos emocionales. Estos síntomas son consecuencia de los intensos cambios hormonales que está atravesando tu cuerpo.
Esta revolución interna puede chocar con las exigencias de tu jornada laboral. Y si bien al principio te cueste aceptarlo, escuchar a tu cuerpo y ajustar tu ritmo de trabajo no es un lujo, sino una necesidad temporal para proteger tu salud y la de tu bebé.
La gestación es un momento único y requiere que te organices de otra manera: delega lo delegable, pospone lo postergable y practica decir “no” con la misma naturalidad con que dirías “sí” en otras circunstancias.
Si te sientes muy cansada como para encarar tu rutina de trabajo habitual, plantéate pequeñas metas. Cada mañana, define tres objetivos realistas que se alineen con tu nivel de energía. La clave está en la precisión: en vez de “trabajar en el proyecto X” (meta demasiado vaga), intenta “terminar las diapositivas 1-3 del informe para el cliente Y” (acción concreta y medible).
Sé específica y divide tus tareas en pasos claros y manejables. Por ejemplo, “revisar el punto 2 de la agenda para la reunión de las 2 p. m.” es un enfoque alcanzable, mientras que “prepararme para las reuniones” suena abrumador.
Revisa tus avances y celebra tus logros, por más pequeños que sean. Recuerda, el embarazo es un período que demanda mucho de ti, y el progreso importa mucho más que la perfección. Si te sientes fatigada, ¡ajusta tus metas sin culpa! Descansar también es un hábito productivo, si tu cuerpo precisa recargar energías para seguir, ¡dale lo que necesita!
Negociar horarios flexibles puede ser la clave para un embarazo saludable y productivo. Para eso, el primer paso es conocer cuáles son los derechos laborales que te amparan (como licencias, posibilidad de trabajo híbrido o remoto) y elaborar una propuesta para tu empleador.
También puedes presentar datos que respalden cómo la flexibilidad mejora la productividad. Y si tu empleador tiene dudas sobre la efectividad de este sistema, sugiere iniciar con un período de prueba para demostrar que funciona.
Otras alternativas que puedes proponer son: iniciar tu jornada laboral más tarde si tienes náuseas matutinas, o trabajar de forma remota los días que tienes de chequeo médico.
Recuerda que, si bien la cultura laboral a veces resiste los cambios, con un poco de preparación y diplomacia, quizás puedas lograr un buen acuerdo. ¡Prioriza tu salud y no temas pedir lo que necesitas!
Para que tu vida laboral no afecte tu vida personal (especialmente durante tu gestación) define un horario realista para hacer tu trabajo y evita extenderte. Aunque tu cultura laboral fomente la “disponibilidad 24/7”, comunica tus límites con diplomacia y firmeza: “responderé mensajes hasta las 6 p. m., pero después necesito desconectarme para cuidar mi salud y la de mi bebé.”
Al finalizar tu jornada:
Crea un ritual de cierre con señales simples que le digan a tu cerebro que el trabajo terminó. Por ejemplo:
El embarazo puede ser impredecible, un día puedes sentirte espléndida y al siguiente fatigada. Pero descuida, hay algunos trucos para que esto no afecte tu rutina laboral. Prueba dedicar entre 10 y 15 minutos cada domingo (o cada noche) a identificar cuáles serán tus días más cargados. Si ves que tienes reuniones presenciales acumuladas, puedes reemplazarlas por llamadas o correos electrónicos cuando sea posible.
No dudes en ajustar tu calendario según tu estado físico o mental. Por ejemplo, si amaneces sin disposición, delega o pospone tareas que no sean urgentes, negocia plazos flexibles, cancela eventos donde tu presencia no sea fundamental y programa descansos entre reuniones.
La salud física y mental influye directamente en el rendimiento laboral, especialmente durante el embarazo. En esta etapa, el cuerpo atraviesa múltiples cambios y necesita una mayor cantidad de nutrientes para sostener el desarrollo del bebé y el bienestar de la madre.
Si estas necesidades no se cubren adecuadamente, pueden aparecer deficiencias como la anemia, una condición común que provoca fatiga extrema y afecta la productividad.
Además, el estrés laboral puede agravar ciertas complicaciones del embarazo, como la preeclampsia. Y cuando los problemas de salud mental no se tratan a tiempo, también pueden tener consecuencias negativas, como parto prematuro y bajo peso al nacer.
Buscar ayuda profesional es fundamental para el bienestar tanto de la madre como del bebé. Para prevenir estas afecciones, es clave realizar todas las consultas prenatales y seguir las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud, que incluyen suplementos esenciales como Ácido Fólico, Hierro y Vitamina D.
Una alimentación equilibrada, el movimiento regular y un buen descanso benefician tu salud y la de tu bebé durante el embarazo. Incorporar estos hábitos de alimentación, ejercicio y sueño puede hacer una gran diferencia en cómo te sientes en el día a día:
El embarazo es una etapa de transformación física y emocional en la que el apoyo de la pareja, familia, amigos y comunidad es fundamental. De hecho, está científicamente comprobado que:
Retornar luego de la licencia maternal puede ser muy desafiante, tanto física como emocionalmente. Pero con buena información y una planificación anticipada, es posible hacer una transición más tranquila. Considera seguir este esquema práctico de regreso al trabajo:
Regresar al trabajo después de la maternidad suele despertar emociones encontradas, culpa y cansancio. Sin embargo, también es una etapa que puedes aprovechar para construir una versión de ti misma más fuerte, más consciente y con nuevas prioridades.
Adoptar una mirada positiva y proyectada al futuro no significa ignorar los desafíos, sino aprender a verlos como parte del proceso. Una actitud optimista puede ayudarte a tomar decisiones con más claridad, a pedir ayuda sin culpa y a ajustar tus expectativas sin sentir que estás fallando.
Aquí tienes algunos consejos prácticos para sobrellevar esta etapa:
En la maternidad, cada camino es único, con sus desafíos, dudas, aprendizajes y pequeñas (o grandes) victorias. ¿Estás preparándote para volver al trabajo después de ser mamá? Comparte tu experiencia en los comentarios. Tu historia puede inspirar y acompañar a muchas otras mujeres que están viviendo lo mismo.